En Psicogenealogía:
La elección de la pareja viene determinada, no por las preferencias individuales, sino más bien por las historias de las parejas familiares y las identificaciones anteriores. Y es que, sin saberlo, vivimos reproduciendo los esquemas familiares, las penas, sufrimientos y las uniones imposibles de nuestros antepasados.
La fecha de una boda, o la fecha en la que una pareja decide vivir junta, tiene mucho que ver con la línea que será trazada en uniones posteriores.
Los papeles que jugamos a pesar nuestro, la atracción que sentimos por la futura pareja, el escenario en que se desarrollarán los hechos, proceden de lo que llevamos a nivel inconsciente, y que como buenos descendientes, lo reproducimos, como una manera de mantener vivo el sufrimiento o drama vivido, con la intención de resolverlo.
A veces un nombre de pila, en el seno de la familia, evoca un niño o un novio, un marido muerto brutalmente. También el nombre puede recordar al padre o a la madre si se les admira, tanto si están vivos como si están muertos, a un hermano o hermana con los que sintamos una afinidad especial, o puede recordar a un amor pasado o a una amistad.
La idealización del padre o de la madre, de un hermano o hermana, puede entorpecer la armonía de una pareja. Muchos reproches y críticas tienen que ver con la historia de la adolescencia o de la infancia.
Ante una crisis conyugal, es importante mirar el árbol, pues este puede aportar información importante referente a causas antiguas que no tiene que ver, necesariamente, con causas del presente.
Esto y mucho más estaremos trabajando en el taller “Influencia del transgeneracional en mis relaciones de pareja”.