¿Tienes gripe y ha tardado más en irse?, ¿llevas un mes con tos y nada que se quita?. Pueden ser mucho los motivos pero hay una cosa que coincide en todos los puntos de la tierra: la contaminación.
Los cambios bruscos de temperatura causan un efecto en el aire en el que las capas bajas son más frías que las altas lo que impide la dispersión de los agentes contaminantes lo que afecta directamente a nuestra salud ya que quedan atrapados y aumenta su concentración.
Es cierto que son varios los factores que afectan a este fenómeno como las altas presiones, humedad ambiental entre otros pero lo único que nos queda para solventar este problema es reducir la contaminación siendo los vehículos automotores uno de los principales focos, es decir, la combustión de hidrocarburos.
Este fenómeno se aplica principalmente a las ciudades industrializadas en las cuales es más difícil frenar las causas ya que representaría un importante paro en las actividades productivas de las mismas lo que resulto un tanto contradictorio y como si fuera poco a estos virus se le suma un invitado que son las alergias y no sólo afectan a las personas sino también a las plantas, encargadas de la producción de oxígeno.
Este problema afecta en mayor medida a las personas con trastornos respiratorios, niños y personas de avanzada de edad pero es responsabilidad de todos actuar de manera responsable para evitar dentro de lo posible que esto siga empeorando.
Evitemos dentro de lo posible el uso de los vehículos automotores, en el caso de ser necesario el uso del vehículo mantengámoslo en buen estado para evitar la producción excesiva de gases contaminantes y exijamos políticas de sanidad que obliguen a industrias reducir sus emisiones.