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Por Louis GENOT/AFP
Pese a tener un sistema de vacunación masiva de fama mundial, Brasil solo ha vacunado contra el coronavirus a poco más de 2% de sus 212 millones de habitantes al cabo del primer mes de una débil campaña de inmunización.
A falta de orientaciones claras del gobierno de Jair Bolsonaro, los estados y ciudades se vieron librados a su suerte, enfrentando muchos contratiempos, fraudes e incluso la suspensión de la vacunación como ocurrió en Rio de Janeiro o Salvador, a falta de dosis del inmunizante.
Unos 5,2 millones de personas ya recibieron la primera dosis de la vacuna y menos de 250.000 la segunda en el segundo país del mundo más enlutado por el coronavirus, con 239.773 muertos por covid-19.
Brasil comenzó la vacunación varias semanas después que Estados Unidos, gran parte de los países europeos e incluso que Argentina y Chile.
A pesar de que el gigante sudamericano ha logrado vacunar al doble de personas que Francia, por ejemplo, que comenzó a inyectar mucho antes, los expertos estiman que Brasil podría estar inmunizando a su población más rápido, dada su experiencia.
Una prueba de ese músculo para vacunar ocurrió en 2010 cuando «más de 80 millones de personas fueron vacunadas contra el H1N1 en tres meses», dice a la AFP la epidemióloga Ethel Maciel, de la Universidad Federal de Espirito Santo (Ufes).
Para Maciel, parte del problema está en la gestión del actual ministro de Salud, Eduardo Pazuello, un general del Ejército sin ninguna experiencia en el ramo.
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«Tenemos excelentes profesionales trabajando en el área de vacunación en Brasil, pero las personas que están por encima de ellos son militares, en su mayoría sin experiencia», lamenta.
Gestión «criminal»
La falta de planificación del gobierno y las tensiones diplomáticas derivadas de polémicas declaraciones del presidente ultraderechista -en particular sobre China- le valieron a Brasil una serie de penurias para importar las primeras dosis y los insumos necesarios para fabricarlas localmente.
Hasta la fecha, el regulador sanitario Anvisa solo ha autorizado el uso de emergencia de dos vacunas, la china CoronaVac y la británica AstraZeneca.
Apenas 12 millones de dosis estaban disponibles cuando empezó la campaña de vacunación. No obstante, el gobierno prevé disponer de 210,4 millones de vacunas AstraZeneca hasta finales de año y 100 millones de la CoronaVac hasta agosto.
Brasil debería haber diversificado más su menú de vacunas, en lugar de apostar «todas sus fichas al mismo número», defiende Maciel, quien ve como «criminal» el hecho de que el presidente Bolsonaro minimice constantemente la crisis sanitaria.
«Tenemos a un presidente como el principal protagonista de una campaña antivacunación, diciendo que no se va a vacunar o que las vacunas pueden convertir a la gente en cocodrilo (…) genera dudas en las personas», agrega la epidemióloga, quien firmó una de las numerosas solicitudes de destitución presentadas contra el mandatario.
Una variante preocupante
La falta de dosis «impide que realicemos la vacunación masiva tal como sabemos hacerlo», explica la microbióloga Natalia Pasternak, de la Universidad de Sao Paulo (USP).
Y el tiempo apremia debido a la variante del coronavirus detectada en la Amazonía y que ya comenzó a propagarse por el país. Según expertos, esa mutación del virus, que se sospecha es más contagiosa, podría ser causante del colapso en el estado Amazonas (norte).
«Cuanto más dejemos que el virus circule, más mutaciones pueden aparecer», agrega Pasternak, subrayando la urgencia de «acelerar la vacunación» y de reforzar la «secuenciación de nuevas variantes».
© Agence France-Presse / Color Visión
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