Analistas describen como un “toque de queda tecnológico”, un conjunto de restricciones y sanciones que buscan moldear la sociedad hacia la maternidad y las familias numerosas.
La Federación Rusa atraviesa una de las peores crisis demográficas de su historia: la tasa de natalidad cayó a mínimos no vistos en siglos, agravada por la guerra en Ucrania, la emigración de jóvenes y la baja fertilidad. Ante este panorama, el gobierno de Vladímir Putin ha lanzado una estrategia que algunos analistas describen como un “toque de queda tecnológico”, un conjunto de restricciones y sanciones que buscan moldear la sociedad hacia la maternidad y las familias numerosas.
Entre las medidas destacan:
- Censura en medios y entretenimiento: se prohíben películas, series y contenidos que promuevan estilos de vida sin hijos o que prioricen la carrera profesional sobre la maternidad.
- Multas y sanciones económicas: quienes difundan mensajes contrarios a la natalidad pueden enfrentar sanciones que alcanzan decenas de miles de euros.
- Control en Internet y redes sociales: se penaliza la difusión de ideas que defiendan no tener hijos, con multas que van desde cientos de miles hasta millones de rublos.
- Campañas de valores tradicionales: el discurso oficial insiste en “volver a poner de moda” las familias numerosas, con cinco o más hijos.
- Incentivos económicos: se han anunciado cheques familiares y ayudas a mujeres que den a luz, aunque expertos advierten que el presupuesto es insuficiente.
La razón detrás de las medidas
El Kremlin considera que la supervivencia del país depende de revertir la caída demográfica. Putin ha señalado que Rusia necesita más población para sostener su economía, su ejército y su influencia internacional. Por eso, el gobierno apuesta por un modelo de sociedad tradicional, donde la maternidad es central y la tecnología, los medios y las redes sociales se convierten en instrumentos de control ideológico.
Organizaciones de derechos humanos denuncian que estas políticas representan una intromisión en la vida privada y una forma de censura que limita la libertad de expresión. Demógrafos advierten que la natalidad no se resuelve con propaganda ni sanciones, sino con políticas sociales sólidas, apoyo económico real y estabilidad.
El llamado “toque de queda tecnológico” refleja la urgencia del Kremlin por frenar el desplome demográfico, pero abre un debate sobre hasta dónde puede llegar el Estado en su intento de moldear la vida privada de los ciudadanos.
