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Por Edgar CALDERÓN / con Henry MORALES en Ciudad de Guatemala
Miles de migrantes que viajan a pie desde Honduras rumbo a Estados Unidos se desplazan el sábado por Guatemala, en camino a México, el próximo escollo a sortear en busca de mejores condiciones de vida, que anhelan recibir del futuro gobierno de Joe Biden.
Las autoridades guatemaltecas contabilizaban unos 9.000 migrantes, entre los que ingresaron durante la noche del viernes y un último grupo que consiguió pasar durante la mañana del sábado por la línea de frontera en El Florido, 220 km al este de Ciudad de Guatemala.
Pese a que un decreto facultaba a la policía utilizar la fuerza para contener el avance del viernes, la decisión de abrir el paso se tomó al constatar que en el grupo había muchas familias con niños, según comentó un jefe policial a la AFP.
El último grupo del sábado pasó la frontera ordenadamente y sin mayor resistencia, y al igual que el resto, pasó por alto el requisito de presentar documentos y una prueba negativa de covid-19.
Ante esta situación, el gobierno de Guatemala lamentó la «transgresión» de su soberanía nacional. «Algunos grupos han violentado la normativa vigente y lograron pasar nuestro territorio, violando las disposiciones legales».
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En un comunicado, pidió a Honduras «contener la salida masiva de sus habitantes, mediante acciones preventivas de manera permanente», un reclamo que ya le había hecho en octubre pasado cuando otra caravana de unos 4.000 migrantes fue disuelta en Guatemala.
Hacia el cerco mexicano
La caravana se adentró en territorio guatemalteco, llegando hasta Jocotán y Camotán, departamento de Chiquimula, fronterizo con Honduras.
Algunos grupos fueron en busca de instituciones de apoyo al migrante, y otros recibieron apoyo de la Cruz Roja y del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
«Decidí ir a Estados Unidos porque en mi país no hay trabajo, no hay nada, y obligatoriamente tengo que salir porque la pandemia y huracanes hicieron destrozos en el país», explicó a la AFP el hondureño Carlos Flores, de 20 años.
Los migrantes dicen huir de una Honduras fuertemente golpeada por el paso de los huracanes Eta e Iota en noviembre y la falta de empleo causada por la pandemia, que se suman a los males endémicos de un país acribillado por la violencia asociada a las pandillas y el narcotráfico.
Casi todos llevan mochilas con sus pocas pertenencias y en su mayoría visten sandalias. En el trayecto es común escucharlos corear «fuera JOH», iniciales del presidente hondureño Juan Orlando Hernández, a quien responsabilizan de su situación.
«He venido a pie, sin dinero, sufriendo. Gracias a Dios ya vamos aquí en Guatemala, ya para salir (a Estados Unidos)» dijo a la prensa Agustina Rodríguez, de 40 años.
La mayoría partió la madrugada del viernes desde la estación de buses de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, habitual génesis de las caravanas.
Casi todos van a pie y algunos piden un «aventón» (autostop). En su trayecto aún se toparán con varios controles policiales dentro de Guatemala antes de llegar a la frontera con México, que ya adelantó que «no permitirá el ingreso irregular de caravanas de personas migrantes» y desplegó 500 agentes en Chiapas y Tabasco, estados fronterizos.
Tras recorrer 450 km dentro de Guatemala, el grueso de la caravana intentará entrar a México por el paso fronterizo de Tecún Umán (suroeste), según detalló la oficina de Migraciones.
Emergencia en frontera
Muchos participantes de esta caravana están convencidos de que Joe Biden, quien asume la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, será más flexible que su antecesor, Donald Trump, con las normas migratorias.
Pero Washington ya descartó la posibilidad de un trato especial. «No pierdan su tiempo y dinero y no arriesguen su seguridad y salud». «Es un viaje mortal», precisó el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), Mark A. Morgan.
El propio Trump extendió el viernes la «emergencia nacional» en la frontera con México, impuesta por primera vez en febrero de 2019 para desbloquear fondos y construir su tan anunciado muro.
«Se necesitan más acciones para abordar la crisis humanitaria y controlar la migración ilegal y el flujo de narcóticos y delincuentes», dijo un comunicado de la Casa Blanca.
Más de una docena de caravanas, algunas con miles de migrantes, han salido de Honduras desde octubre de 2018, pero se han topado con millares de guardias fronterizos y militares estadounidenses posicionados en la frontera sur con México por Trump.
Sin embargo, a través de convocatorias en redes sociales insisten en hacer esta larga travesía que, de culminar, los habrá hecho recorrer más de 5.000 km.
© Agence France-Presse / Color Visión
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