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Tener los niños en casa viendo clases virtuales o en muchos casos sin hacer nada es una aventura inesperada y bastante ardua de afrontar. Por suerte, la lectura te puede salvar la vida y aquí te decimos la razón, aparte de dejarte unos truquitos probados para interesarlos en los libros.
Fíjate que es una de las actividades para hacer durante la cuarentena, pues hoy es más importante que nunca encargarse de su educación y de que aprendan a valorar la lectura.
Los libros son una de las mejores herramientas para educar emocionalmente a los más pequeños. Aprender a identificar las emociones propias y ajenas es una asignatura fundamental para triunfar profesional y personalmente.
“Son especialmente útiles en el proceso de identificación de las emociones ajenas. Los cuentos nos dicen normalmente qué le pasa y cómo se siente el protagonista. De esta forma, reconociendo las emociones en otros, aunque sea en personajes ficticios, los niños terminan mejorando su capacidad para reconocer sus propias emociones”, señala Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del departamento de Orientación del grupo Brains International Schools.
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Cómo hacer que los niños amen la lectura
- Los padres deben predicar con el ejemplo: en los primeros años de la vida de un niño y hasta bien entrada su infancia, los padres son su único modelo de conducta a seguir. Por tanto, es importante que los niños vean la rutina de lectura en casa, si no dejará de interesarse en los libros.
- Compartir el tiempo de lectura en familia: es interesante que los pequeños lean a los mayores y viceversa, hablar de lo que han entendido, preguntarse qué harían si estuvieran en el lugar del personaje de la historia, etc. De esta manera permitimos al niño ser partícipe de un entorno comunicativo lleno de confianza, le alentamos a dar su opinión y a fomentar su espíritu crítico.
- Que los niños lean con gusto y con voluntad propia: es una condición indispensable para que los más pequeños puedan adoptar ciertos valores a través de la lectura. En muchos casos esto requiere un trabajo previo, por lo que es recomendable que, desde el primer año de vida del niño, un adulto le lea cuentos como un hábito diario.
- Dejar que los propios niños elijan sus lecturas: dejar que sea su curiosidad quien les empuje a leer y a conocer nuevas historias estimulará sus inquietudes y su creatividad. No obstante, siempre podemos orientar un poco.
- Servirse de los libros para tratar emociones y valores abstractos: muchas veces es complicado transmitir a los niños ciertos valores o explicar determinadas emociones que pueden ser muy abstractas. Una buena manera de hacerlo es mediante la lectura de historias y el desarrollo de actividades entorno a ésta.
Fuente principal: www.mujerhoy.com
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