Desde la primera audición quedó claro que el talento le corre por las venas. Conectó con el público, tocó fibras y vivió uno de los momentos más emotivos de su carrera en DGT3.
Regresó a Corte de Jueces con un acto creado en apenas una semana, pero con una fuerza que no se improvisa. Trajo un rap femenino, empoderado con un mensaje claro y un talento que no se puede ignorar. Respaldada por su familia, su fe y ese amor eterno de los abuelos, que te levanta cuando sientes que no puedes más.
Aquí no se vino a pedir permiso. Se vino a demostrar que caerse no es el final…es el inicio de una artista que renace para hacer historia.
Y es que ese poder y ese talento, no podía pasar desapercibido. Los jueces lo entendieron enviándola directo a la semifinal.
