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Por Hazel WARD
Entre crecientes tensiones en Europa por la carestía de vacunas, la crisis se exacerbó en España donde varias regiones ralentizaron o incluso suspendieron las campañas de inmunización frente al covid por falta de existencias.
En el marco de la Unión Europea, España se había asegurado con antelación decenas de millones de dosis que le permitieran alcanzar el objetivo de vacunar a un 70% de sus 47 millones de habitantes antes del final del verano boreal.
Pero las dificultades de los laboratorios farmacéuticos para cumplir con sus contratos pone bajo presión a las 17 regiones españoles, competentes en sanidad y responsables de la campaña de vacunación.
«Hemos tenido que suspender el suministro de nuevas primeras dosis, al menos, durante las dos próximas semanas por falta de vacunas» para poder asegurar la administración de las segundas dosis, indicó el miércoles el vicepresidente regional de Madrid, Ignacio Aguado.
En Cataluña (noreste), las autoridades advirtieron que sus reservas se estaban agotando y que «las neveras estarán vacías» en pocos días si no llegan nuevas remesas.
Y Andalucía (sur), la región más poblada, la vacunación se suspendió totalmente el pasado fin de semana.
«Como la semana pasada no nos llegaron vacunas, se tuvo que tirar de la reserva estatégica que poco a poco se estaba agotando y se paró el fin de semana para poder seguir vacunando el lunes», indicó un portavoz de gobierno regional.
Finalmente, el gobierno central tuvo que enviar a esta región un paquete de 79.500 vacunas para poder retomar la campaña.
Muy castigada por la pandemia, que ha dejado oficialmente 57.000 decesos y más de 2,7 millones de casos, España ha administrado por ahora 1,4 millones de vacunas, un 78,9% de las recibidas, y ha inmunizado con dos dosis a 192.000 personas.
Pero los problemas de aprovisionamiento ponen en apuros la campaña de vacunación.
«La semana pasada recibimos el 50% de lo que deberíamos haber recibido y esta semana tampoco hemos recibido el 100%», denunció el responsable de Sanidad de la región de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, para justificar su decisión de dejar de vacunar al personal sanitario.
Otras regiones también aseguran que si han podido continuar con la administración de vacunas ha sido gracias a haber apartado una reserva estratégica en el momento de la recepción.
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«Cuando dijimos que íbamos a reservar vacunas, tuvimos muchas críticas diciendo que por qué no poníamos todas las vacunas a la vez», señala una fuente del gobierno andaluz. «Se está demostrando que teníamos razón», añade.
Falta de coordinación
Para algunos profesionales sanitarios, estos problemas están ligados a la falta de coordinación en la administración pública de un país muy descentralizado y donde, a menudo, las relaciones entre gobierno central y autonomías se envenena por las disputas políticas.
«Por un lado, están llegando menos número de dosis de las previstas. Por otra parte, se entró en una especie de carrera (entre regiones) para no quedar los últimos en las estadísticas de vacunación», lamentó Ángela Hernández, número dos en Madrid del sindicato médico AMYTS.
Esto llevó, según ella, a que se «priorizara la cantidad» de dosis administradas en vez de «seguir de forma estricta los grupos de priorización de vacunas».
En su opinión, el gobierno central debería haber mejorado su coordinación con las regiones y estas deberían haber terminado de inyectar las dos dosis al grupo prioritario (los residentes y trabajadores en geriátricos) antes de empezar a vacunar al personal sanitario.
«Con un bien tan preciado como este, a falta de un tratamiento lo suficientemente efectivo contra el virus, con un problema de producción y distribución de magnitud mundial, se podría haber sospechado» que estos problemas llegarían, ironiza.
© Agence France-Presse / Color Visión
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