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Por Jorge SVARTZMAN
La economía brasileña salió formalmente de la recesión en el tercer trimestre, con un crecimiento de 7,7% respecto al segundo, pero su futuro está rodeado de incertidumbres por el próximo fin de los subsidios masivos para paliar el impacto de la pandemia de coronavirus.
«Este es un momento en cual acumulamos más preguntas que respuestas», concede el economista Jason Vieira, de Infinity Assets.
El resultado divulgado por el instituto de estadísticas IBGE es inferior a la expectativa promedio de un crecimiento de 8,8% de 39 expertos consultados por el diario Valor, y no compensa las pérdidas del año, que marcan una contracción de 5% respecto al mismo periodo de 2019.
Con respecto al tercer trimestre de 2019, la contracción del Producto Interno Bruto (PIB) de la mayor economía latinoamericana es de 3,9%.
El país había caído en recesión técnica tras dos trimestres consecutivos de contracción económica (-1,5% en el primer trimestre y -9,6% en el segundo, según datos corregidos este jueves al alza).
El motor principal del tercer trimestre respecto al segundo fue la industria (+ 14,8%), seguido por los servicios (+ 6,3%), en tanto que las actividades agropecuarias registraron un retroceso de 0,5%.
«Desde la óptica productiva, el destaque fue la industria de transformación (ndlr: manufacturera, + 23,7%), incluso por el hecho de haber caído bastante en el segundo trimestre (-19,1%) debido a las restricciones al funcionamiento «ordenadas para reducir los contagios, descrita la coordinadora de Cuentas Nacionales del IBGE, Rebeca Palis.
La actividad económica de Brasil estuvo apuntalada desde abril por los subsidios monetarios oficiales acordados a casi un tercio de la población para enfrentar el impacto de la pandemia, que ya dejó más de 174.000 muertos en el país, el segundo más golpeado por la enfermedad.
Esos subsidios compensaron en parte la destrucción de empleos pero agravaron los déficits y la deuda pública.
En septiembre, su monto inicial de 600 reales (unos 110 dólares) se redujo a la mitad y corren el riesgo de ser eliminado a partir de enero.
Esas ayudas aumentaron la popularidad del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro, quien está ahora tironeado entre la presión de los mercados para cumplir sus promesas electorales de ajustes y privatizaciones, y sus planes de reelección en 2022.
El gobierno proyecta para este año una contracción del PIB de 4,5% y un crecimiento de 3,2% en 2021.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), menos optimista, auguró el miércoles una caída del PIB brasileño de 5,8% en 2020 y un repunte de 2,8% el año próximo.
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El consumo estuvo flojo
Por el lado de la demanda, hubo en comparación trimestral un aumento de 11% de las inversiones y un 7,6% en el consumo de las familias. Este último dato está muy por debajo del aumento de 9,8% proyectado por los analistas consultados por Valor.
Según André Perfeito, de la consultora Necton, el PIB del tercer trimestre «derrapó probablemente en la estela del fin de los estímulos».
Jason Vieira, de Infinity, destaca la «contribución positiva» de las inversiones, que deben mantener las previsiones del mercado para este año similares a las del gobierno.
«Es un momento de incertidumbres, en el cual acumulamos más preguntas que respuestas. No sabemos si habrá un paquete (de ayudas) ni cuál sería su o si habrá reformas macroeconómicas que compensen una reducción de las ayudas», señala.
© Agence France-Presse / Color Visión
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