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La Bolsa de Sao Paulo rozó los 120.000 puntos y batió todos sus récords, en un clima de optimismo impulsado por los acuerdos de estímulo en Estados Unidos y la perspectiva de una vacunación que ponga fin a la pandemia de coronavirus.
El índice Ibovespa subió a media mañana hasta los 119.860 puntos, un récord histórico, en alza de 0,6% respecto al cierre de la víspera, antes de ceder sus ganancias del día para situarse en 119.112 puntos hacia las 11H30 locales (14H30 GMT).
Su máximo anterior se había registrado durante la sesión del 24 de enero, a 119.593 puntos.
La Bolsa supera así ligeramente sus niveles previos a la pandemia que desde marzo hundió la economía mundial y dejó más de 191.000 muertos en Brasil, el segundo país con más decesos, después de Estados Unidos.
A fines de marzo, el Ibovespa llegó a caer por debajo de los 70.000 puntos. Los analistas esperan que la tendencia de recuperación prosiga el año próximo.
«2021 será el año de la vacunación y eso significa el retorno del crecimiento económico», afirma Sergio Vale, de la consultora MB Associados.
El movimiento se apuntaló la semana pasada, con la aprobación del paquete de estímulo económico en Estados Unidos y el acuerdo de ruptura entre Reino Unido y la Unión Europea.
En Brasil, pese al retraso de la campaña de vacunación, esta debería comenzar en los primeros meses del año, estima Vale.
Aguardando ese momento, la dinamización de la economía mundial «mejorará las expectativas de sectores importantes como los relacionados con las commodities [materias primas], con China en pleno crecimiento», apunta Vale.
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Alex Agostini, de Austin Rating, ve igualmente «buenas oportunidades de inversiones, principalmente en el sector de infraestructuras», y vislumbra que el Ibovespa «supere los 150.000 puntos a fines del año próximo».
Destaca además que la recuperación de las acciones se vio favorecida por la caída de las tasas de interés a un mínimo histórico de 2%, lo cual llevó a muchos inversores a buscar colocaciones más rentables que las del plazo fijo.
El punto débil de ese optimismo es, en Brasil, la incertidumbre fiscal, que convirtió al real en una de las monedas más desvalorizadas este año frente al dólar.
Esa incertidumbre está relacionada con las dificultades del presidente Jair Bolsonaro de aplicar el programa de ajustes y privatizaciones que le valió el apoyo de los mercados en las elecciones de 2018.
Según Sergio Vale, «el escenario fiscal es muy preocupante y no se resolverá hasta la elección del próximo presidente [en 2022], dado el debilitamiento del actual».
El dólar, que cerró 2019 en 4,02 reales, llegó a negociarse en 5,88 en mayo. En diciembre bajó a 5,04 reales, pero los inversores estiman que no bajará de 5 reales en todo 2021.
© Agence France-Presse / Color Visión
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