La República Dominicana vive un año de duelo sin precedentes. La tragedia del Jet Set, ha dejado marcada la sensibilidad colectiva Hoy, a 6 meses del fatal evento, el país sigue marcado por el dolor, la indignación y la exigencia de justicia.
La noche del 8 de abril de 2025, la discoteca Jet Set —símbolo del entretenimiento y la vida nocturna dominicana— se convirtió en escenario de la mayor tragedia del siglo en el país. Durante un concierto del merenguero Rubby Pérez, el techo del local colapsó sobre más de 700 asistentes. El saldo fue devastador: más de 230 personas fallecidas y más de 200 heridas.
Lo que debía ser otra noche de música y celebración terminó en silencio, lágrimas y duelo colectivo.
La noche que comenzó con música

Era la medianoche del lunes 7 al martes 8 de abril. El Jet Set, en la avenida Independencia, estaba a reventar: más de 700 personas disfrutaban de un concierto de Rubby Pérez, uno de los merengueros más queridos. Era un típico “Lunes de Jet Set”: luces, baile, figuras del espectáculo, empresarios, políticos y fanáticos de la música.
Todos dentro del establecimiento disfrutando sin sospechar que a las 12:44 a.m., mientras la orquesta tocaba, se escucharía un crujido en el techo. Que segundos despúes, harían que la estructura del local cediera y toneladas de concreto, luces y equipos cayeran sobre la multitud.
– El lugar estaba en máxima capacidad.
– El derrumbe fue súbito, dejando atrapadas a cientos de personas.
– La oscuridad, el polvo y los gritos convirtieron la pista de baile en un escenario de horror.
El caos y el rescate
– El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) activó su protocolo y más de 300 rescatistas trabajaron durante horas entre escombros.
– Ambulancias trasladaban heridos a distintos hospitales de Santo Domingo.
– Afuera, familiares desesperados buscaban noticias.
– El presidente Luis Abinader llegó al lugar y declaró duelo nacional.
Trayectorias que se apagaron demasiado pronto
Cada vida que se perdió entre los escombros de ese legendario local, es sumamente valiosa para cada uno de los dominicanos que miran con dolor y desasosiego la tragedia que no solo en lutó al país, sino al todo el caribe. Pero con el respeto que exige la memoria de quienes hicieron grande el arte dominicano, honramos a las figuras sociales que partieron y cuyas luces seguirán bailando eternamente en el gran escenario dominicano.
Rubby Pérez: La Voz Más Alta del Merengue

Pocas voces lograron calar tan hondo como la de Rubby Pérez. Nacido en Bajos de Haina en 1956, Rubby fue un sobreviviente marcado por la resiliencia: tras ver frustrado su sueño de ser beisbolista por un accidente, volcó su tenacidad en la música hasta convertirse en lo que muchos llamaron “la voz más alta del merengue”. Su paso por la orquesta de Wilfrido Vargas en los años ochenta fue solo el preludio de una carrera solista repleta de éxitos; desde “Volveré” hasta “El africano”, su impronta quedó sellada en los más icónicos escenarios del Caribe y América Latina.
Como solista, Rubby recibió premios en República Dominicana y conquistó Venezuela con oro y platino en su debut discográfico; su trayectoria se resume en más de una docena de álbumes y éxitos que cruzaron generación tras generación. Su compromiso social también fue ejemplar, con aportes solidarios a Haití y una profunda defensa de la cultura dominicana. Pero fue el 8 de abril de 2025, cantando junto a su hija, cuando el destino lo sorprendió con la tragedia del Jet Set; el colapso del techo lo convirtió en símbolo de toda una nación que, a ritmo de merengue y lágrimas, lo despidió en medio de homenajes multitudinarios tanto en Santo Domingo como en Caracas.
Nelsy Cruz: Vocación Social y Liderazgo

La gobernadora de Montecristi, Nelsy Milagros Cruz Martínez, representaba la nueva ola de gestores públicos con profundo compromiso social. Nacida en 1982 en Las Matas de Santa Cruz, forjó su carrera entre el diseño, el activismo comunitario y la política, llegando a ocupar el cargo de gobernadora en 2020 y convertirse en candidata a senadora del PRM. Hermana del ex beisbolista Nelson Cruz, Nelsy tejía fuertes lazos entre el arte, el deporte y la gestión social. Su muerte, tras advertir heroicamente del riesgo en el Jet Set, la volvió ejemplo de amor por su gente y su vocación de servicio civil fundamentado en la cercanía y el compromiso.
Octavio Dotel

– Posición: Lanzador derecho.
– Grandes Ligas: Jugó para 13 equipos distintos, récord histórico en la MLB. Entre ellos: Mets, Astros, Atléticos, Yankees, Reales, Bravos, White Sox, Piratas, Dodgers, Rockies, Blue Jays, Cardenales y Tigres de Detroit.
– Logros destacados:
– Campeón de la Serie Mundial 2011 con los St. Louis Cardinals.
– Participó en el no-hitter combinado de los Astros contra los Yankees en 2003.
– Registró 1,143 ponches en su carrera y una efectividad de 3.78.
– Su tasa de ponches (10.8 por cada 9 entradas) es la mejor en la historia para lanzadores derechos con al menos 900 innings.
– Legado: Fue exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en 2023. Tras su retiro, impulsó proyectos sociales como un gimnasio para niños en Santo Domingo, apoyando a jóvenes atletas.
Tony Blanco

– Posición: Primera base, tercera base y jardinero izquierdo.
– Grandes Ligas: Debutó en 2005 con los Washington Nationals.
– Carrera internacional:
– Tras su paso por MLB, brilló en la liga japonesa (NPB) con los Chunichi Dragons y los Yokohama DeNA BayStars.
– En 2009 fue líder en jonrones (39) y carreras impulsadas (110) en la Liga Central de Japón.
– Ganó el Derby de Jonrones del Juego de Estrellas de la NPB ese mismo año.
– En Dominicana: Jugó en la Liga Invernal con Estrellas Orientales y Tigres del Licey, siempre reconocido por su poder al bate.
– Legado: Representó la fuerza del pelotero dominicano que triunfa en escenarios internacionales, dejando huella tanto en MLB como en Japón.
Estas fueron de las figuras más reconocidas que perdieron la vida esa fatídica noches.
¿Y la justicia?
El colapso del techo de la discoteca Jet Set ha transformado el arte dominicano, pero también activó los resortes judiciales, civiles y mediáticos de todo el país. A seis meses de la tragedia, el proceso penal sigue sin resolución definitiva. La Procuraduría General investiga posibles negligencias en el mantenimiento de la estructura, con los hermanos Antonio y Maribel Espaillat como principales imputados y sometidos a medidas de coerción.
Las víctimas y sus familias han presentado numerosas demandas tanto penales como civiles contra los responsables del local, así como el Estado y la Alcaldía del Distrito Nacional. Se discuten hipótesis sobre graves fallas estructurales, descuido y violaciones a las normativas de seguridad. El proceso, declarado “complejo”, contempla un plazo hasta diciembre para que el Ministerio Público presente acusación formal; de no producirse, el caso podría prescribir, generando incertidumbre y frustración entre familiares y sobrevivientes.
La secuela de la tragedia abarca también un plano social: más de 130 niños quedaron huérfanos, el gobierno anunció apoyo psicológico y económico, y muchas familias aún buscan justicia más allá de la compensación financiera.
El caso del Jet Set es ya parte indeleble de la memoria jurídica y cultural dominicana y plantea una reflexión ineludible sobre la seguridad en la industria del entretenimiento y la prevención de emergencias en escenarios de gran afluencia pública.

Ya el Jet Set no es sinónimo de lujo ni de noches interminables de baile. Es un altar de memoria.
El país entero se une en un solo aplauso, no por el espectáculo, sino por la vida de quienes partieron. Que cada canción de Rubby, cada batazo de Dotel, cada palabra de Nelsy Cruz, y cada sonrisa anónima que se apagó esa noche, nos recuerden que la verdadera grandeza está en el legado que dejan.