Juan 14:27
«La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.»
¡Detente un momento! ¿Sientes ese vacío, esa inquietud que te roba el aliento y te llena de dudas? No estás solo en esta lucha, pero hoy hay un camino que puedes recorrer. Tu corazón anhela una paz que el mundo no te ofrece, una paz genuina que se asiente en lo más profundo de tu ser.
Un Eco del Pasado: Tu Presente Puede Ser Diferente
Hay un eco que viene de antaño, de una mujer llamada Raquel, que como tú, enfrentaba tempestades feroces. Su hogar era un hervidero de discusiones, sus noches estaban pobladas de angustias que carcomían su espíritu. El temor, ese visitante implacable, la acechaba en cada esquina. Pero, un día, escuchó la promesa de Juan 14:27:La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el mundo la da. No se angustien ni tengan miedo.
Este no fue un simple verso en un libro; fue una antorcha encendida en la densa oscuridad de Raquel.
¿Notas que las situaciones de Raquel resuenan en tu propia vida? El estrés laboral, los problemas familiares y esa incesante corriente de «deberías» te han sacudido. No dejes que la preocupación dirija tu vida, abre tu corazón a algo más.
Raque decide comenzar a caminar hacia Cristo. Sus días tomaron un giro diferente, se sumergió en la oración con una fervorosa sed, buscaba la compañía del Señor, hallaba sosiego entre las hojas de la Biblia. Paso a paso descubrió que la paz de Cristo no es un amuleto mágico que evade sus problemas; era esa armadura invisible que se fortalece en la prueba. Es una paz invencible que florecía desde adentro, la confianza de ser guiado en el poder del Creador.
- La paz de Cristo no está guardada bajo llave.
- Está allí para ti si solo te rindes, con fe y entregas esa carga a nuestro amado Jesús.
Esa paz es real. Esa paz esta tan disponible para ti como para Raquel, la diferencia está en buscar activamente, clama a Él, y te aseguro que este vacío que atormenta se colmara y podrás descansar de tus batallas.
En el mundo tendrán aflicción, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo”.
Juan 16:33
No te estanques más, confía. Abraza la promesa de Jesús, la Paz verdadera la encuentras en Él. Es una promesa real y vívida para ti. ¡Camina con fe hacia esa plenitud que te espera! No permitas que tu corazón se agite. Hoy es tu día para desatar esas cadenas que te atormentan y vivir con la paz invencible de Cristo.
«El Señor da poder a su pueblo; el Señor bendice a su pueblo con paz». Salmos 29:11
