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    Secretos y leyendas del Lago Enriquillo que no conocías

    Por Yohanna Guzmán

    Lo que hoy es un santuario de biodiversidad, hace siglos fue un desierto de sal donde nada sobrevivía.

    En el corazón del Caribe, a 43 metros bajo el nivel del mar, se extiende un espejo de agua que desafía la geografía y la imaginación. El Lago Enriquillo, el más grande y más bajo de las Antillas, es hogar de cocodrilos americanos, flamencos rosados e iguanas rinoceronte que parecen salidas de otra era. Lo que hoy es un santuario de biodiversidad, hace siglos fue un desierto de sal donde nada sobrevivía.

    De la aridez a la abundancia

    Hace cientos de años, la cuenca que hoy ocupa el lago era un páramo salino. El viento arrastraba cristales de sal sobre un suelo agrietado, y el silencio solo se rompía con el crujir de la costra blanca bajo el sol.
    La transformación llegó tras un aguacero extraordinario que descendió desde la Sierra de Bahoruco. El agua dulce rompió el cerco salino y, en cuestión de días, la amargura del lago comenzó a diluirse. Cardúmenes procedentes de arroyos olvidados colonizaron sus aguas, y la vida regresó.

     santuario de biodiversidad
    santuario de biodiversidad

    Un tesoro protegido

    Hoy, el Lago Enriquillo forma parte de la Reserva de Biosfera Jaragua‑Bahoruco‑Enriquillo y del Parque Nacional Lago Enriquillo e Isla Cabritos.
    Su protección ha sido progresiva:

    • 1974: Ley No. 664 crea el Parque Nacional Isla Cabritos (solo la isla central).
    • 1996: Decreto No. 233‑96 amplía la protección a todo el lago y sus riberas.
    • 2000: Ley No. 64‑00 consolida la figura legal, protegiendo más de 20 mil hectáreas.
    • 2002: La UNESCO lo incluye en la Reserva de Biosfera y la Convención Ramsar lo declara “sitio modelo” por su valor global.

    Más que agua y sal

    El área resguarda ecosistemas hipersalinos, fuentes termales, petroglifos taínos y paisajes de contrastes extremos. Es un laboratorio natural para científicos y un escenario privilegiado para el ecoturismo.

    Vivir la experiencia

    Visitar el Lago Enriquillo es navegar entre cocodrilos y flamencos al amanecer, sentir el calor de las aguas termales en la orilla y escuchar un silencio roto solo por el aleteo de las aves. Es, en definitiva, entrar en un mundo aparte.

    El Lago Enriquillo no es solo un destino: es una historia viva de resiliencia natural y compromiso humano con la conservación. Aquí, la naturaleza y la leyenda se abrazan en cada ola. Y su historia, como sus aguas, sigue fluyendo.

    Con información de Archivo General de la Nación

    Por Yohanna Guzmán

    Lo que hoy es un santuario de biodiversidad, hace siglos fue un desierto de sal donde nada sobrevivía.

    En el corazón del Caribe, a 43 metros bajo el nivel del mar, se extiende un espejo de agua que desafía la geografía y la imaginación. El Lago Enriquillo, el más grande y más bajo de las Antillas, es hogar de cocodrilos americanos, flamencos rosados e iguanas rinoceronte que parecen salidas de otra era. Lo que hoy es un santuario de biodiversidad, hace siglos fue un desierto de sal donde nada sobrevivía.

    De la aridez a la abundancia

    Hace cientos de años, la cuenca que hoy ocupa el lago era un páramo salino. El viento arrastraba cristales de sal sobre un suelo agrietado, y el silencio solo se rompía con el crujir de la costra blanca bajo el sol.
    La transformación llegó tras un aguacero extraordinario que descendió desde la Sierra de Bahoruco. El agua dulce rompió el cerco salino y, en cuestión de días, la amargura del lago comenzó a diluirse. Cardúmenes procedentes de arroyos olvidados colonizaron sus aguas, y la vida regresó.

     santuario de biodiversidad
    santuario de biodiversidad

    Un tesoro protegido

    Hoy, el Lago Enriquillo forma parte de la Reserva de Biosfera Jaragua‑Bahoruco‑Enriquillo y del Parque Nacional Lago Enriquillo e Isla Cabritos.
    Su protección ha sido progresiva:

    • 1974: Ley No. 664 crea el Parque Nacional Isla Cabritos (solo la isla central).
    • 1996: Decreto No. 233‑96 amplía la protección a todo el lago y sus riberas.
    • 2000: Ley No. 64‑00 consolida la figura legal, protegiendo más de 20 mil hectáreas.
    • 2002: La UNESCO lo incluye en la Reserva de Biosfera y la Convención Ramsar lo declara “sitio modelo” por su valor global.

    Más que agua y sal

    El área resguarda ecosistemas hipersalinos, fuentes termales, petroglifos taínos y paisajes de contrastes extremos. Es un laboratorio natural para científicos y un escenario privilegiado para el ecoturismo.

    Vivir la experiencia

    Visitar el Lago Enriquillo es navegar entre cocodrilos y flamencos al amanecer, sentir el calor de las aguas termales en la orilla y escuchar un silencio roto solo por el aleteo de las aves. Es, en definitiva, entrar en un mundo aparte.

    El Lago Enriquillo no es solo un destino: es una historia viva de resiliencia natural y compromiso humano con la conservación. Aquí, la naturaleza y la leyenda se abrazan en cada ola. Y su historia, como sus aguas, sigue fluyendo.

    Con información de Archivo General de la Nación

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