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    El Monumento de Trujillo que cambió de nombre y de significado

    Por Yohanna Guzmán

    Nació como símbolo de una dictadura, fue abandonada, y hoy es el guardián de una de las gestas más importantes de nuestra historia.

    En el corazón del Cibao se alza una torre que ha cambiado de nombre, de dueño… y de significado.

    Nació como símbolo de una dictadura, fue abandonada, y hoy es el guardián de una de las gestas más importantes de nuestra historia.

    Pero… ¿cómo pasó de ser un monumento al poder de un hombre, a convertirse en un altar a la libertad?»

    En lo alto del cerro del Castillo, a 175 metros sobre el nivel del mar, se levanta el Monumento a los Héroes de la Restauración, una obra de mármol y piedra que domina la ciudad de Santiago de los Caballeros.

    Concebido en 1944 bajo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo, fue diseñado por el arquitecto Henry Gazón Bona y construido por Mauricio Álvarez Perelló. Inaugurado en 1953 como Monumento a la Paz de Trujillo, su ubicación no fue casual: desde aquí se controla visualmente toda la ciudad, un gesto de poder y dominio.

    Tras la caída de la dictadura en 1961, el monumento quedó en abandono, cargando el peso de un pasado autoritario. Pero ese mismo año, por iniciativa del diputado Mario Abreu Penzo, fue rebautizado como Monumento a los Héroes de la Restauración, en honor a la gesta de 1863-1865 que devolvió la independencia a la República Dominicana.

    El cambio de nombre no solo borró una dedicatoria, sino que devolvió al pueblo un espacio para recordar a quienes lucharon por su libertad.

    Con sus 70 metros de altura y 365 peldaños —uno por cada día del año—, el monumento simboliza la vigilancia constante por la patria.

    En su interior, murales del pintor español Vela Zanetti narran episodios clave de la historia dominicana, mientras columnas de estilo jónico, pisos de mármol y lámparas de cristal de roca refuerzan su majestuosidad.

    En la cima, la estatua conocida como “El Ángel de la Paz” vigila la ciudad, como un guardián eterno.

    Hoy, este espacio no es solo un recordatorio del pasado: es un centro cultural vivo, con museos, murales y jardines que celebran la identidad de Santiago y de toda la nación.

    Aquí se realizan conciertos, exposiciones y actos cívicos, y es uno de los miradores más impresionantes del país. La historia no está encerrada en vitrinas: se respira en cada escalón, en cada mural y en cada vista panorámica.

    El Monumento a los Héroes de la Restauración no es solo una obra arquitectónica: es un latido que une pasado y presente. Si alguna vez visitas Santiago, sube sus peldaños, mira la ciudad desde lo alto… y siente cómo la historia te envuelve. Este no es un lugar para ver, es un lugar para vivir.

    Con información de Archivo General de la Nación

    Por Yohanna Guzmán

    Nació como símbolo de una dictadura, fue abandonada, y hoy es el guardián de una de las gestas más importantes de nuestra historia.

    En el corazón del Cibao se alza una torre que ha cambiado de nombre, de dueño… y de significado.

    Nació como símbolo de una dictadura, fue abandonada, y hoy es el guardián de una de las gestas más importantes de nuestra historia.

    Pero… ¿cómo pasó de ser un monumento al poder de un hombre, a convertirse en un altar a la libertad?»

    En lo alto del cerro del Castillo, a 175 metros sobre el nivel del mar, se levanta el Monumento a los Héroes de la Restauración, una obra de mármol y piedra que domina la ciudad de Santiago de los Caballeros.

    Concebido en 1944 bajo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo, fue diseñado por el arquitecto Henry Gazón Bona y construido por Mauricio Álvarez Perelló. Inaugurado en 1953 como Monumento a la Paz de Trujillo, su ubicación no fue casual: desde aquí se controla visualmente toda la ciudad, un gesto de poder y dominio.

    Tras la caída de la dictadura en 1961, el monumento quedó en abandono, cargando el peso de un pasado autoritario. Pero ese mismo año, por iniciativa del diputado Mario Abreu Penzo, fue rebautizado como Monumento a los Héroes de la Restauración, en honor a la gesta de 1863-1865 que devolvió la independencia a la República Dominicana.

    El cambio de nombre no solo borró una dedicatoria, sino que devolvió al pueblo un espacio para recordar a quienes lucharon por su libertad.

    Con sus 70 metros de altura y 365 peldaños —uno por cada día del año—, el monumento simboliza la vigilancia constante por la patria.

    En su interior, murales del pintor español Vela Zanetti narran episodios clave de la historia dominicana, mientras columnas de estilo jónico, pisos de mármol y lámparas de cristal de roca refuerzan su majestuosidad.

    En la cima, la estatua conocida como “El Ángel de la Paz” vigila la ciudad, como un guardián eterno.

    Hoy, este espacio no es solo un recordatorio del pasado: es un centro cultural vivo, con museos, murales y jardines que celebran la identidad de Santiago y de toda la nación.

    Aquí se realizan conciertos, exposiciones y actos cívicos, y es uno de los miradores más impresionantes del país. La historia no está encerrada en vitrinas: se respira en cada escalón, en cada mural y en cada vista panorámica.

    El Monumento a los Héroes de la Restauración no es solo una obra arquitectónica: es un latido que une pasado y presente. Si alguna vez visitas Santiago, sube sus peldaños, mira la ciudad desde lo alto… y siente cómo la historia te envuelve. Este no es un lugar para ver, es un lugar para vivir.

    Con información de Archivo General de la Nación

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