El sincericidio es llevar al extremo una verdad, sin filtros, hasta el punto de no considerar el efecto que esa acción pudiera causar y si es de valor agregado.
Por: Francisco Rodríguez
Desde pequeños, pero aún más adultos,generalmente somos educados en la sinceridad, en decir la verdad, en compartir sinceramente nuestras emociones.
No queda duda que las personas sinceras se ganan el respeto,la confianza y la admiracion de los demas y que la sinceridad es un valor muy preciado.
Muchas de estas personas se sienten orgullosas de decir todo lo que les provoca y creen que con eso están siendo fieles a la verdad.
Sin embargo, debemos saber que, si decimos la verdad sin asertividad o sin medir las consecuencias antes,o en el momento inadecuado, no estaremos haciéndole bien a esa persona ,ni a la situación.
Hay quien lo hace solo para desahogarse,o por resentimiento , expresando realidades crudas que dañan en momentos que no son adecuados.
Andrè Maurois, escritor francés del siglo pasado, dijo que ser sincero no significa decir todo lo que se piensa, sino más bien no decir nada que sea lo contrario de lo que se piensa.
El sincericidio es precisamente este: decir a alguien lo que se piensa de manera muy directa y, a veces, incluso exagerado o sin filtros, sin que haya una verdadera razón o una ventaja por parte de quien expresa el concepto o quien lo escucha.
Aqui es donde aparece el concepto de la inteligencia emocional,del amor al prójimo deseo de sumar y no restar y del criterio personal.
Lo ideal es estar siempre conscientes del poder de las palabras y utilizarlas con el mayor tino posible a fin de contribuir a la convivencia sana y al amor hacia los demás.
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