Este es un paraíso que Dios nos ha dado a la República Dominicana para que cada uno de nosotros podamos disfrutar de él.
Esto no tiene precio. ¿Cómo que me voy a quedar aquí? Lo que yo necesitaba es mi vida.
Y yo no sé tú, pero yo tengo el corazoncito así como apretado, porque de verdad que las emociones aquí se viven a flor de piel. Yo dije, concha, hasta las lágrimas no me están saliendo, pero es que la naturaleza tiene ese algo que te hace conectar, te hace recordar.