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jueves 12 diciembre 2024

Bajo deseo sexual en parejas entre las secuelas del covid-19

Patricia Chirinos / Noticias SIN

SANTO DOMINGO.- El pasar tanto tiempo junto a otra persona en pequeños espacios durante los primeros meses de la pandemia de la Covid-19 resultó en el descenso de la vida sexual en las parejas, según la psicóloga clínica y terapeuta sexual, Virginia Pérez Ruiz.

Pérez argumentó que al inicio de la pandemia dentro del confinamiento dio la oportunidad a las parejas a compartir más entre ellos y a la vez poder dedicarse a los momentos íntimos, así como también la de volver a conectar con su pareja, pero toda esta emoción solo duró unas pocas semanas ya que aunque un porcentaje significativo de las parejas pudieron disfrutar  de un pequeño impulso en su vida sexual, otras presentaron crisis en su sexualidad.

“A medida que la pandemia ha ido avanzando, las relaciones íntimas fueron disminuyendo significativamente en un alto porcentaje de la vida conyugal y con ellas dejando secuelas de bajo deseo sexual, dando cabida a las demás disfunciones sexuales como: disfunción eréctil, eyaculación precoz, entre otras”, explicó la experta.

Asimismo dijo que el cambio de humor en las parejas que se hacía presente en los primeros meses de la pandemia, fungió como un gran enemigo para la sexualidad. “Si no estamos relajados y en bienestar es casi imposible lograr una buena respuesta sexual, ya que nuestra mente o nos sana o nos enferma, no hay mayor afrodisiaco que nuestra mente, nosotros somos el fruto de lo que pensamos”.

La también terapeuta sexual añadió que el estrés, la depresión, la angustia y la ansiedad generadas por la incertidumbre de lo vivido durante principios de la pandemia redujeron el deseo sexual, dificultando que se produzca una buena respuesta sexual que se ha ido extendiendo con el tiempo.

También otros síntomas como los problemas económicos, nuevas responsabilidades con los quehaceres del hogar, monitoreo clase virtuales (para los que tienen hijos) hicieron caer a las parejas en una monotonía afectándolas en su vida sexual.

“Si nos sentimos en una angustia enviamos señales a nuestro cerebro de que posiblemente se esté presentando una  amenaza para nuestra sobrevivencia y cómo mecanismo de defensa, eso envía una señal a nuestro cuerpo de que probablemente no es un buen momento para tener relaciones sexuales”, agregó Pérez.

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