El foco de la atención se centra en una disputa en redes sociales entre el hijo del presidente del equipo, Ricardo Ravelo, y el capitán de los Tigres, Emilio Bonifacio. La polémica se intensificó recientemente con la participación de Hanley Ramírez, una figura destacada en la historia del equipo, agregando más complejidad al panorama.
Por: Maholi Albuez
República Dominicana.- Los Tigres del Licey se encuentran en una posición competitiva en la temporada actual de béisbol invernal, ubicándose en el tercer lugar de la tabla de posiciones con 12 victorias y 10 derrotas. Sin embargo, a pesar de su desempeño sólido en el campo, el equipo enfrenta una situación interna que ha acaparado la atención de sus seguidores.
El foco de la atención se centra en una disputa en redes sociales entre el hijo del presidente del equipo, Ricardo Ravelo, y el capitán de los Tigres, Emilio Bonifacio. La polémica se intensificó recientemente con la participación de Hanley Ramírez, una figura destacada en la historia del equipo, agregando más complejidad al panorama.
El Licey, un equipo con una rica tradición y una base de fanáticos apasionada, se ve afectado por esta discordia interna en un momento crucial de la temporada. La constante controversia entre las partes involucradas podría desviar la atención del equipo y afectar su rendimiento en la cancha.
Este no es un fenómeno nuevo para el Licey, ya que experiencias similares ocurrieron el año pasado con alegaciones de sanciones que nunca se materializaron. En medio de una temporada competitiva como la dominicana, es crucial que el equipo mantenga la cohesión y se enfoque en el juego, evitando distracciones que puedan perjudicar su desempeño.
Las acusaciones de favoritismo y supuestos regalos en finales anteriores ponen de manifiesto una preocupación más amplia sobre la credibilidad de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana. Los Tigres, como equipo más ganador y con mayor número de fanáticos, son una marca representativa del pasatiempo nacional y no deberían ser protagonistas de escándalos que comprometan su reputación.
A pesar de las repetidas controversias sin consecuencias visibles, la fanaticada expresa su descontento y cuestionamientos en las redes sociales, donde estos «shows» han tenido lugar. La directiva del Licey enfrenta la responsabilidad de abordar estos problemas internos y preservar la integridad del equipo en la competición y en la mente de sus seguidores.