El notable artista del canto lírico mundial Francisco Casanova, falleció en Nueva York producto de complicaciones vinculadas con la diabetes. Tenía proyectado visitar el país para presentarse en la escuela donde realizó sus primeros estudios
Al tenor dominicano Francisco Casanova, no le alcanzó la vida para regresar a su patria y llevar a cabo las actuaciones que proyectaba realizar en los próximos meses. Su deceso ocurrió el jueves 26 de septiembre en la ciudad de Nueva York, a causa de complicaciones derivadas de la diabetes. Sufrir los rigores de esta enfermedad ya lo había obligado a retirarse de los escenarios.
La desaparición física del artista, generó la reacción de figuras e instituciones de la vida pública dominicana. El Ministro de Cultura, Eduardo Selman, fue una de ellas. A través de un comunicado expresó su pesar por la pérdida del cantante quien, a su juicio, fue un digno representante del gentilicio dominicano: “triunfó en una especialidad artística muy exigente y en las plazas más importante”, subrayó el funcionario.
El delegado permanente de la República Dominicana ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), José Antonio Rodríguez, también expresó sus condolencias por la muerte del tenor. Rodríguez resaltó la importancia del legado del artista como ejemplo para futuras generaciones.
Por su parte, el periodista y amigo del tenor, Florentino Durán, le dijo a la agencia de noticias Efe que se siente muy consternado por la desaparición física de Casanova. Relató que en el marco de un homenaje del que fue objeto el tenor en el mes de enero, le giró instrucciones para realizar una presentación en el colegio donde realizó sus primeros estudios. La escuela está ubicada en la región que lo vio nacer, Santa Cruz del Seibo.
Una vida dedicada a la música
Desde niño, Francisco Chahín y Casanova, se dedicó a cultivar lo mejor del canto y de la música. A los siete años de edad inició sus estudios musicales bajo la guía de su madre la pianista Bárbara Casanova. Su oído musical también se nutrió al escuchar los discos de celebérrimos representantes del bel canto. Entre ellos destaca su propio padre, Alfredo, quien fue cantante en la década de los cuarenta.
Sobre el particular, Francisco Casanova, reveló en una entrevista: “al escuchar a mi padre me dije: eso es lo que voy a hacer”. Esta resolución hizo que emprendiera estudios en el Conservatorio Nacional de Música, casa de estudios donde pulió su talento de la mano del tenor clásico Rafael Sánchez.
Posteriormente, sus habilidades artísticas fueron aclamadas en los teatros más exigentes de países como Austria, Francia, España, Alemania, Italia, Polonia y Yugoslavia. En Estados Unidos brilló en Nueva York, ciudad donde fundó una academia en la que se dedicaba a sembrar el amor por la música en talentos jóvenes.
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