Casi siempre los divorcios son un proceso doloroso que no sólo afecta a la pareja. Cuando se trata de celebridades de alto perfil como Adele, el costo económico se eleva y la exposición continua a los medios podría dificultar que sanen las heridas
Un divorcio es una experiencia que puede afectar profundamente a las parejas y a sus familias. Si a este momento difícil le añadimos ingredientes como la fama y el interés económico, el resultado obtenido podría ser un escándalo de grandes proporciones. Esto ocurre con los divorcios de las
parejas en las que, por lo menos uno de sus integrantes, pertenece al mundo del espectáculo.
El más reciente caso es el de la cantante británica Adele, quien recientemente terminó su relación de 7 años con Simon Konecki, padre de su único hijo.
Los representantes de la artista fueron los encargados de hacer público el anuncio de la separación. Como era de esperarse, en el comunicado difundido por los agentes Beny Tarantini y Carl Fysh, no fueron expuestas las causas de la separación. Sí fue señalado que los ex cónyuges están comprometidos a criar “juntos con amor” a su hijo, Ángelo. Además, como es habitual solicitaron privacidad para sobrellevar este momento e indicaron que no harán más comentarios respecto al tema.
Sin embargo, trascendió que la intérprete de “Hello”, “When we were Young” y “Make you feel my love”, podría versen obligada a compartir la mitad de su fortuna con su ex esposo; la razón es que la pareja no suscribió un acuerdo pre nupcial, como es común en estos casos. Estaríamos hablando de por lo menos 80 millones de euros, ya que se estima que la fortuna de la cantante asciende a unos 160 millones de euros. La cifra final que recibiría el ex esposo de Adele, estaría sujeta a cuánto tiempo vivieron juntos antes de casarse. En resumen: un buen golpe al corazón y al bolsillo.
La historia de amor
Adele es de orígenes humildes. Se crió solo con su madre, quien era soltera, en un apartamento.
Según la cantante, el haber vivido una infancia sin lujos hace que el dinero no sea algo demasiado relevante en su vida. En contraste, su aún esposo, quien creció en Nueva York y a los 10 años se mudó a Londres, realizó estudios en colegio prestigioso; a los 17 años ya trabajaba para un banco
de inversiones de renombre. Luego, fundó una compañía que lleva agua potable a los países en vías de desarrollo.
Se presume que el empresario y Adele se conocieron en 2011; pero su romance fue confirmado al año siguiente por la cantautora británica a través de un post que publicó en su blog y después
eliminó. En octubre 2012, dio a luz a su primogénito y cuatro años después contrajo nupcias. La boda se realizó en secreto y sólo fue confirmada por la artista en 2017.
A Adele le gusta mantener lejos del ojo público su vida familiar, por eso se especula que el proceso de divorcio se realice fuera de los juzgados
¿Cuál será el acuerdo final al que llegará la pareja?