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Por Alberto PEÑA
Un eclipse total de Sol oscureció el lunes los cielos del sur de Chile y Argentina, donde pese a la lluvia y el viento que precedieron al espectáculo natural, los indígenas mapuches oriundos de la zona vieron «esta muerte temporal del Sol» como una oportunidad de cambio.
Poco después del mediodía, cayó la noche durante dos minutos en el sur chileno. Eran cerca de las 13H00 locales (16H00 GMT), cuando comenzó a oscurecer. Una brisa fría antecedió al fenómeno que se vivió en medio del jolgorio de los cientos de personas que esperaban en la playa del lago Villarrica, en la localidad de Pucón, unos 800 km al sur de Santiago.
Situado en la región de La Araucanía, este punto estuvo en la «zona cero» de oscuridad total de este nuevo eclipse de Sol, el segundo que vive el país tras el de julio de 2019.
Lluvia, viento y nubes cubrieron los cielos del sur de Chile y Argentina durante toda la mañana. Pero, justo en el momento del eclipse, se abrió un círculo entre las nubes y pudo verse el Sol.
«Todos esperábamos un día soleado, pero la naturaleza nos regala lluvia y a la vez nos está entregando aquello que necesitamos», dijo a la AFP Estela Nahuelpan, dirigente de la comunidad mapuche Mateo Nahuelpan del sector de Monkul, en la localidad sureña de Carahue.
Y, tras horas bajo la lluvia, la espera mereció la pena para los turistas.
«Fue hermoso, único. La verdad es que nadie tenía mucha esperanza de verlo por el clima y las nubes, pero fue algo único porque se despejó justo. Fue un milagro», relató a la AFP Matías Tordecilla, de 18 años, todavía emocionado por el espectáculo.
«Es algo que no sólo se ve con los ojos, sino que se siente con el cuerpo», agregó este joven, que viajó 10 horas por tierra junto con su familia desde la ciudad de Viña del Mar (centro) hasta Pucón para ver el eclipse.
Pese a las restricciones de movilidad para evitar la propagación del covid-19 en Chile, unos 300.000 turistas viajaron al sur para ver en vivo el momento en que la Luna, el Sol y la Tierra quedaron alineados, creando la noche en pleno mediodía, con la abundante vegetación y los imponentes volcanes que ofrece esta zona como telón de fondo.
Oportunidad de cambio
En Carahue, también en La Araucanía, el eclipse se vivió en un clima tranquilo, entre las rogativas de los mapuches, los indígenas y primeros habitantes de Chile y Argentina, asentados mayoritariamente en esta región del sur.
Allí perciben el fenómeno como el fin de una era y el inicio de un nuevo proceso de cambios.
«El eclipse dentro de la cultura mapuche tiene distintas acepciones; se habla del ‘Lan Antü’, como la muerte del Sol y el enfrentamiento entre la Luna y el Sol», pero el oscurecimiento momentáneo del día también «nos hace referencia al necesario equilibrio que tiene que existir en la naturaleza», explicó Nahuelpan, quien estuvo entre la treintena de personas que se acercaron a ver el acontecemiento en Monkul.
En medio de un extenso conflicto por la restitución de tierras que los mapuches consideran suyas por derechos ancestrales, y que hoy están en manos en su mayoría de empresas forestales, la región de La Araucanía vive un foco de tensión constante.
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En este contexto, el eclipse de este lunes fue visto como la posibilidad de aunar voluntades y avanzar en un acuerdo que permita mejorar la convivencia en esta zona, donde los niveles de pobreza doblan a los del resto de Chile, y en los últimos tiempos se registran una serie de ataques incendiarios.
«Es una oportunidad para poder comprender que necesariamente tenemos que abrir paso hacia la comprensión del otro; visibilizar una realidad que mucha veces queremos ocultar y dar oportunidades para la participación de los pueblos originarios», que acusan una gran exclusión, agregó Nahuelpan.
Más cauta, Liguen Antu Conejeros, una mapuche de 16 años, opinó que este fenómeno hay que recibirlo con «respeto».
«Tampoco creo que haya que abordarlo desde el punto de vista del temor, sino que como decía mi ñuke (madre) hay que hacer rogativas y pedir que salgan bien las cosas, no temerle tanto», afirmó.
También en Argentina
Tras su paso por Chile, el eclipse se vivió con igual emoción en el sur de Argentina.
En la provincia argentina de Neuquén, no llovió pero durante la mañana se levantó un viento muy potente que limitaba la visibilidad. Sobre la ruta 237, entre Villa El Chocón y Piedra del Águila, había un campamento donde varias familias y extranjeros aguardaban la llegada del eclipse.
Un grupo relató la odisea de llegar hasta Argentina en medio de la pandemia y conseguir una cantidad de documentos para poder alcanzar Bariloche y finalmente el lugar del campamento, periplo que incluyó realizarse al menos tres hisopados y contratar seguros médicos.
© Agence France-Presse / Color Visión
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