WASHINGTON.- El drama de Mariee, una niña guatemalteca fallecida en mayo de 2018 tras enfermarse en un centro de detención para inmigrantes donde estaba arrestada junto a su madre, llegó este miércoles al Congreso de EE.UU., en medio del debate por las condiciones de cautiverio de los indocumentados.
“Mi hija Mariee y yo huimos de Guatemala buscando asilo en EE.UU. Hicimos este viaje porque temíamos por nuestras vidas”, comenzó Yazmin Juárez, la madre de la pequeña, ante el subcomité de Derechos y Libertades Civiles de la Cámara de Representantes, que convocó una audiencia sobre los menores inmigrantes y las instalaciones de detención.
“Lastimosamente vi morir a mi niña lenta y muy dolorosamente. Unos meses antes de su segundo cumpleaños, ella dejó de existir”, continuó la mujer en su intervención, en la que narró su paso por un centro de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, en inglés), en la localidad de Dilley, en Texas.
Juárez, que habló en español y estuvo acompañada por una intérprete, relató cómo durante el tiempo que permaneció detenida vio el deterioro a lo largo de los días de la salud de su hija, a la que describió como “feliz” y “saludable” antes de entrar a ese lugar.
“Al cabo de una semana en Dilley, Mariee se enfermó, mi niña. Primero era toser y estornudar, mucha secreción en su nariz”, sostuvo la joven, quien aseguró que la pequeña tuvo fiebre muy alta, diarrea y vómitos, además de debilitarse y perder “casi el 8 % de su peso corporal”.
“Estoy aquí, porque el mundo debe saber lo que está sucediendo con tantos niños en las cárceles dentro de la detención de ICE. Mi hermosa hija se ha ido ahora, pero espero que su historia estimule al Gobierno de EE.UU. a actuar para que niños no mueran por negligencia y maltrato”, argumentó Juárez, quien advirtió que en dos ocasiones le negaron la atención médica.
La mujer, que lloró en algunos momentos, lamentó que su hija falleciera semanas después de haber sido ambas liberadas, cuando se celebraba el Día de la Madre en su país, el 10 de mayo.
“La mayoría de los niños son traídos aquí por padres que buscan una mejor vida para sus hijos, una vida segura para ellos. Hoy estoy aquí porque no quiero que otro angelito más sufra como Mariee y como hoy en día yo estoy sufriendo. No quiero que otras madres y padres pierdan a sus hijos, no puede ser tan difícil que en este país, EE.UU., no puedan proteger a los niños”, se quejó Juárez.
“No saben el terror que un niño siente o una madre siente al tener que ver a muchos niños encerrados en jaulas pasando hambre, pasando frío, no tener el calor de un hogar, solo tener alrededor a cientos de personas pasando lo mismo que ellos -agregó-. Es sumamente doloroso”.
La mujer, cuyo testimonio despertó la solidaridad de varios congresistas, algunos de los cuales hablaron en español, afirmó que en los centros de detención se tiene a “niños encerrados como si fueran animales”.
“Pasamos toda una madrugada durmiendo en el suelo, en el piso de concreto, donde solo nos daban unas cobijas, le llaman ellos, que era color grises (…) Ellos le llaman cobija a eso. Para mí no es eso. La comida no era la adecuada para un niño, no tiene nada de nutrientes que pueda con la salud de los niños, no tienen la higiene adecuada para un niño”, denunció.
Pese a lo vivido, admitió que quiere quedarse en el país, ya que aseguró haber sufrido mucho en Guatemala, donde no tiene una familia que la reciba.
La discusión en la Cámara Baja tuvo lugar en momentos en que los centros a los que son llevados los inmigrantes ilegales han quedado bajo el escrutinio público por las denuncias, especialmente relacionadas con las condiciones insalubres de los menores de edad.
El Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, ha admitido que existe una crisis humanitaria en la frontera con México, que ha derivado en hacinamiento en las instalaciones de las autoridades fronterizas.
Durante los últimos meses se ha denunciado la muerte de seis niños en centros de detención, la última se conoció el pasado 23 de mayo, cuando las autoridades confirmaron el deceso, en septiembre de 2018, de una migrante salvadoreña de 10 años.