En la década de 1700, estos deliciosos manjares llegaron a Estados Unidos, donde los cordiales de cereza se convirtieron en un elemento imprescindible en las festividades y celebraciones especiales.
Por: Maholi Albuez
Cada año, el 3 de enero se convierte en una celebración para honrar la irresistible combinación de cerezas y chocolate, una fusión natural que ha deleitado los paladares de estadounidenses y personas alrededor del mundo a lo largo de generaciones.
Desde los primeros colonos europeos que, en el siglo XVII, aseguraron que las cerezas se encontraran entre sus pertenencias mientras cruzaban el Océano Atlántico hasta llegar a América, hasta el presente, estas deliciosas joyas rojas han sido apreciadas por su sabor único y su rica historia cultural.
Aunque se cree que las cerezas tienen su origen en Turquía, las variedades consideradas nativas de América del Norte también han desempeñado un papel importante en esta historia culinaria. Este cultivo, uno de los más antiguos del mundo, ha arraigado el amor humano por las cerezas a lo largo de los siglos.
La tendencia de maridar cerezas con alcohol, como el kirsch, se popularizó en Inglaterra en el siglo XVIII, donde las cerezas dulces se empapaban en este brandy de cereza y luego se cubrían con chocolate, creando los conocidos cordiales. Simultáneamente, en Francia, surgieron las Griottes, utilizando cerezas agrias llamadas griottes, empapadas en kirsch y cubiertas con chocolate, creando una confección similar a los cordiales ingleses.
En la década de 1700, estos deliciosos manjares llegaron a Estados Unidos, donde los cordiales de cereza se convirtieron en un elemento imprescindible en las festividades y celebraciones especiales. La creatividad americana pronto se hizo evidente al adaptar la receta, utilizando licor de jarabe, azúcar y brandy para crear los famosos cordiales de cereza.
Durante la época de la prohibición, la receta experimentó un cambio significativo al eliminar el alcohol, dando paso a la versión sin licor con jarabe de azúcar con sabor a cereza. En 1929, los primeros chocolates cubiertos con cerezas, producidos masivamente en Estados Unidos, marcaron el inicio de una era en la que estas delicias se volvieron accesibles para satisfacer la creciente demanda.
Hoy, el 3 de enero no solo marca la unión de cerezas y chocolate, sino que también celebra una tradición gastronómica que ha trascendido fronteras y continúa deleitando los paladares de personas de todo el mundo.