El Informe con Alicia Ortega. Transmitido por Color vision en vivo
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Han trascurrido 5 meses tras el anuncio del primer caso positivo de COVID 19 en el país, y desde entonces, las estadísticas muestran un incremento vertiginoso en el número de contagiados y fallecidos a causa de esta enfermedad. Lo que no se muestra dentro de las estadísticas, es el drama humano que experimentan cada uno de los afectados; donde, el colapso del sistema de salud, la nula disponibilidad de camas UCI y un personal asistencial agotado, hacen cuesta arriba enfrentar la pandemia.
Situación de los centros de salud.
Teniendo acceso a las instalaciones de varios centros asistenciales, puede corroborarse el colapso del sistema de salud. Específicamente en el Hospital Regional Marcelino Vélez, los pacientes permanecen sentados en sillas, recibiendo tratamiento, mientras esperan camas donde puedan ser atendidos de manera confortable. Como lo expresa el Dr. Freddy Lachapelle, director interino del hospital, “preferimos un millón de veces que los pacientes estén sentados allí a que estén circulando por el país buscando donde internarse. Porque aun sentados pueden iniciar su tratamiento”.
Por su parte, Wendy Morel, neumonólogo del centro asistencial añade que “la idea sería que el que necesita UCI vaya a UCI, el de piso permanezca allí, pero si no hay posibilidad, les damos el soporte hasta que podamos desocupar”. Cuando se da de alta, se habilitan las camas para aquellos que están en espera. Los galenos reconocen que no es fácil, pues los pacientes deben permanecer incómodos aun mostrando dificultad respiratoria, fiebre, tos, y debilidad general.
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Asimismo, en las salas de emergencia para COVID 19, se les presta la atencion al paciente mientras esperan por un cupo en sala clínica o por espacio en UCI. Según Nepomuceno Mejía, director médico del Hospital General Plaza de la Salud “se hace el triaje de los pacientes que llegan, y los que se encuentra críticos son atendidos en camillas y se les da una respuesta más rápida, pero los que están mejor pueden esperar en una silla ya siendo evaluados. Cuando la persona llega necesitando cuidados intensivos, el mismo hospital le gestiona al paciente con otro centro de salud”.
Experiencia de pacientes y sus familiares.
Los entrevistados sostienen que el colapso asistencial es desesperante, pues deben esperar por una cama o para ser evaluados. Reportan quejas en cuanto a la comodidad de permanecer en sillas aun presentando síntomas, viéndose obligados a improvisar camas con lo que tienen a la mano. A criterio de una anciana entrevistada, “las personas mientras no ven, no creen que exista el virus; y para el que lo vive se trata de una vida difícil”.
Asimismo, en lo relacionado con el acceso a la atención médica, Julio Grullon afirma que visitó al menos 8 centros de salud antes de ser internado pues todos los centros estaban ocupados. De manera similar, un paciente no identificado, recorrió 22 centros de salud en búsqueda de un centro que tuviese cupos en las áreas destinadas para pacientes COVID 19; hallando respuesta limitada en el Hospital General Plaza de la Salud.
Vivencias del gremio de la salud.
Desde el punto de vista de los galenos y el personal de enfermería, se trata de una situación tremendamente agotadora y desgastante; pues, desde hace al menos 4 meses, han tenido que dar el todo por sus pacientes a pesar de su agotamiento físico y mental. En las unidades de cuidados intensivos, la atención es de 24 horas, y en ellas, tanto médicos como enfermeros son enteramente responsables de facilitarle al paciente la satisfacción de sus necesidades más básicas.
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En área de emergencia, los galenos abogan a la dignidad y humanidad, acogiendo pacientes cuyos requerimientos son de cuidado y ameritan ingreso intrahospitalario. El Dr. Santiago Calderón, encargado de la emergencia COVID 19 de la Clínica Cruz Jiminian; puntualiza que “si nos aventuramos a mandar a esos pacientes a la calle, lamentablemente se van a morir rodando en los vehículos; por solidaridad le vamos dando el soporte posible hasta ver que se va dando el alta y los podemos ingresar”.
En palabras del director del Marcelino Vélez, la saturación del Sistema Nacional de Salud y la falta de camas en UCI, trae como consecuencia que el paciente ingrese con una condición peor, puesto que, al aumentar el número de pacientes, se encuentran menos opciones donde tratarlos y al conseguir lugar donde recibir la atención médica, los pacientes se encuentran con un estado de salud más deteriorado que al principio.
Desde el punto de vista psicológico, el personal de salud esta siendo afectado; pues se vinculan con los pacientes, y lamentan cuando se pierden vidas a causa de este virus; sobre todo cuando se trata de pacientes jóvenes. Los peores días, dice la Dra. Íngrid Herrera, anestesióloga e intensivista, son aquellos cuando les fallecen al menos la mitad de los pacientes o les interconsultan pacientes de emergencia y no hay donde ubicarlos a causa del colapso.
La califican como una situación dura, donde abandonan a sus familiares en casa exponiéndose a ser contagiados con el virus; pero asumen el reto de velar por sus pacientes, dando lo mejor de sí, pues puede tratarse de ellos el día de mañana.
¿Saturación o colapso? – El Informe con Alicia Ortega
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