Película dirigida por Iván Herrera
Emma es apresada en República Dominicana tras un intento fallido por transportar narcóticos entre países. Sin embargo, esta mujer afroeuropea logra evadirse de la justicia. En su escape es acogida por tres menores de edad que viven en un peligroso distrito de Santo Domingo.
Los tres niños viven solos: su padre se encuentra encarcelado y su mamá falleció hace tiempo. Se valen de su ingenio y negocios turbios para mantenerse.
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La que acabamos de describir es la trama de la película dominicana “Bantú Mama”, un filme del género drama escrito y producido por Iván Herrera junto a la actriz franco-camerunesa, Clarisse Albrecht, quien pasó su infancia en varios países africanos y su adolescencia en Francia. También protagonizan la historia los jóvenes actores Scarlett Reyes, Euris Javiel y Arturo Pérez.
En esta cinta de 70 minutos de duración se expone un conflicto personal con trasfondo cultural. Para recrear la historia, los escenarios y la riqueza de las costumbres culturales locales adquieren protagonismo.
La resiliencia también es un tema importante en “Bantú Mamá”. Sus personajes a pesar de las condiciones y circunstancias en las que viven, logran seguir adelante e incluso Emma, al convertirse en su protegida y figura materna, verá su destino cambiar de manera inexorable.
Un reencuentro entre el Caribe y la Madre Tierra
Al referirse a su filme, Iván Herrera ha comentado que “queríamos contar una historia contemporánea con personajes descendientes de la diáspora africana y mostrar un tipo diferente de reencuentro entre el Caribe y la Madre Tierra”.
Herrera también enfatizó que siempre ha estado consciente de sus orígenes africanos. “Mi unión con Clarisse me permitió confrontar mi visión imaginada pero también truncada de África con un enfoque más cultural y diario. Desde entonces, me pregunté cómo romper los clichés, cómo hacer justicia a esta cultura y difundirla”.
Por eso, a través de “Bantú mama”, Herrera quiere llevar un mensaje final a sus espectadores. Una conclusión que rompe el patrón del mundo occidental como la única tierra del éxito, abriendo la puerta a la idea de que es posible encontrar la felicidad en otra parte, por ejemplo, volviendo simplemente a la Madre Tierra, África.