Una de las cosas que Rosario valoró especialmente fue la posibilidad de jugar frente al público dominicano: «Contento de que la fanaticada me pueda ver jugando aquí.
Por: La redacción
En un emocionante encuentro el pasado sábado, el talentoso jugador Amed Rosario, por primera vez en su carrera profesional, tuvo la oportunidad de jugar ante sus compatriotas dominicanos. Rosario, quien defendió la segunda almohadilla por los Rays, expresó su gratitud por poder finalmente jugar en su tierra natal: «Siempre he tenido deseos de jugar aquí, pero las situaciones no me lo han permitido», compartió emocionado.
Una de las cosas que Rosario valoró especialmente fue la posibilidad de jugar frente al público dominicano: «Contento de que la fanaticada me pueda ver jugando aquí. Como todo dominicano yo sé que hay muchas personas que no tienen la oportunidad de poder ir a los Estados Unidos, por lo que creo que es muy bonito», señaló Rosario, reconociendo la importancia de este encuentro para sus compatriotas.
Este encuentro forma parte de la «MLB World Tour», una iniciativa que busca acercar a los jugadores a sus fanáticos a nivel mundial y promover el desarrollo del béisbol. En este contexto, el jardinero de los Rays, José Siri, destacó la relevancia de compartir con los niños en la República Dominicana: «Este es un evento en el que los niños no solo me van a ver a mí, van a ver a Randy Arozarena, e Isaac Paredes, mis compañeros, a Rafael Devers, entonces eso los ayuda mucho a ellos ver ese tipo de gente», explicó Siri.
Además de participar en el encuentro, Rosario y otros destacados peloteros como Randy Arozarena y Brayan Bello, compartieron momentos inolvidables con niños de diversas ligas, jugando incluso el popular pasatiempo de la ‘vitilla’, un juego de béisbol callejero. Esta experiencia no solo fue memorable para los niños, sino también para los jugadores, quienes valoraron la oportunidad de interactuar con sus jóvenes seguidores y promover el amor por el béisbol en la República Dominicana.
Este emocionante evento no solo fue un encuentro deportivo, sino también una oportunidad para fortalecer los lazos entre los jugadores y sus fanáticos dominicanos, demostrando una vez más el poder unificador del béisbol y su impacto positivo en las comunidades a nivel global.