Salmos 107:33
«Él convierte los ríos en desierto, Y los manantiales de las aguas en sequedales;»
No es un secreto, el poder transformador de Dios está a tu alcance. ¿Alguna vez te has detenido a pensar en el potencial ilimitado que reside en Su aliento? No hablo solo de crear universos, hablo de modelar tu propio desierto personal y transformarlo en un paraíso fértil.
Quizás hoy tu corazón se siente como una tierra árida, reseca por el dolor, las decepciones y las malas decisiones. Puede que pienses que tu situación no tiene remedio. Pero te aseguro que la historia es diferente cuando el poder de Dios interviene. No tienes que conformarte con un panorama desolador, ¡Dios tiene un plan espectacular para tu vida!
Te presento la historia de Noemí. Recuerda su amargura cuando, junto a su familia, huyó de la hambruna en Israel y partió hacia Moab buscando un futuro próspero, solo para encontrar el luto y la pérdida. El suelo en el que esperó encontrar fruto y descanso, resultó árido en afecto y prosperidad. Su alma se amargó de tal forma que cambió su nombre de ‘agradable’ a ‘amargura’ y clamaba ser “Una mujer afligida” (Rut 1:20). Se dejó tragar por su desierto personal. ¿Te recuerda a tu propia historia?
Pero, ¿Qué diferencia hace la presencia de Dios?
Mira, incluso en su desierto más profundo, Noemí escuchó un llamado a la esperanza y regresó. ¡Es que el poder transformador del Señor es capaz de todo! De las lágrimas nació una dinastía. Donde había sequedad y dolor, nació la esperanza para Rut. La desesperanza no es el punto final; la promesa de Dios es un oasis al alcance de tus manos.
Dice Su palabra:
«Él convierte el desierto en estanque, y la tierra seca en fuentes de agua»(Salmos 107:35)
No sigas recorriendo el árido desierto de tu vida sintiéndote derrotado. Tienes un Dios que domina el sol abrasador y las tempestades de la vida; su autoridad está por encima del dolor, del fracaso y de tu propio desconsuelo. Él puede transformar la ruina en abundancia, Él es un creador de vida donde solo ves esterilidad. Como diceSalmos 68:6«Dios hace habitar en familia a los desamparados, saca a los cautivos a prosperidad; mas los rebeldes habitan en tierra seca». Él te dice que estás invitado a regresar a tus tierras de provisión, deja las arenas movedizas, reconoce el inmenso amor de Aquel que te hace fértil.
- No permitas que la desilusión se convierta en tu terreno baldío.
- Levántate y declara la bendición de Dios sobre cada aspecto de tu vida.
- Renueva tus fuerzas con Su poder transformador.
Recuerda, eres amado y destinado a dar fruto. Dios no te ofrece migajas, ¡te ofrece una tierra fértil, manantiales y el mejor futuro! Dios te llama a vivir en victoria!. Elige hoy la promesa de un nuevo comienzo.
